Conocí a Lucía Riaño en 1995, cuando la curiosidad me llevó a matricularme en el “Curso de Iniciación al Órgano Barroco Español”, que durante años se celebró en Medina de Rioseco. El timbre del instrumento y el ambiente del curso, jovial y festivo, me cautivaron. El alma de aquella musical algarabía, producida por una treintena de alumnos -mayoritariamente adolescentes- , que aprendían en las clases, y se reían durante las comidas y cenas, era sin duda Lucía. En octubre empecé a asistir al “Aula de Invierno”, que se impartía en el órgano barroco de la Iglesia de las Huelgas. El Aula había nacido como apoyo a los organistas rurales, y los alumnos nos comprometíamos a tocar una misa al mes en alguno de los pueblos propuestos “para dar solemnidad y hacer una digna música en la liturgia, con lo que se da auténtico sentido a la existencia de estos extraordinarios instrumentos en nuestras iglesias”. No se había implantado aún la enseñanza profesional en los Conservatorios de Segovia y Palencia, por lo que los alumnos que acudían al Aula procedían de todas las provincias de Castilla y León. Muchos de ellos comenzaron después sus estudios oficiales o entraron en contacto con el mundo de la organería.
Las religiosas de vida contemplativa tuvieron un gran peso en la vida de Lucía, para las que impartió en el Monasterio de las Clarisas de Lerma el curso “La música en la liturgia” durante diez años. La visita a conventos de clausura con órgano formó parte de la excursiones del “Aula de Invierno”, y recuerdo con especial emoción el fin de semana que pasamos en Castildelences (Burgos) en mayo de 2009.
En el año 2000, la Asociación Manuel Marín comienza el “Ciclo de Audiciones en Órganos Históricos” y Lucía me hace responsable del proyecto, que se ha centrado fundamentalmente en la Iglesia de San Andrés. Hemos realizado ciento trece audiciones y conciertos, entre ellos los de la “Feria y Fiestas de Valladolid”. Son tantos los organistas que he conocido, y las horas de música de las que he disfrutado, que lo siento como un regalo.
Si tuviera que destacar dos impresiones de Lucía, entre las muchas que me ha dejado, elegiría estas dos: su defensa de la autenticidad del instrumento, y su sencillez. Descanse en paz.
Mercedes Muñoz Olmedo
Presidenta de la Asociación “Manuel Marín”
de Amigos del Órgano de Valladolid
Valladolid, 20 de agosto de 2017
Publicado en “El Norte de Castilla”, Ed. impresa, p 17,
23 de agosto de 2017