MIRIAM CEPEDA GUTIÉRREZ: crítica del concierto de 21 de septiembre de 2012 por José Mª Morate

Miriam Cepeda el 21 de septiembre de 2012 en San Andrés de VALLADOLID

El crítico musical José Mª Morate publicaba la siguiente crítica del concierto de Miriam Cepeda el 21 de septiembre de 2012 en la Iglesia de San Andrés de Valladolid, bajo el título: «El órgano también honró a San Mateo», en el periódico «El Norte de Castilla», el martes 25 de septiembre.

«Tornó la joven bilbaina Miriam Cepeda Gutiérrez, titular en el Cavaillé-Coll de la Basílica de Begoña, con un programa bien ajustado a las posibilidades del órgano de S. Andrés, derrochando buen gusto musical y variedad sonora. Representó el género «Toccata» del XVII europeo con 3 muestras: el ferrarense Frescobaldi y su «Prima en Sol m.» de su Libro II, 1627, alternando movimientos rápidos (passaggi), meditativos (affetti) y breves imitaciones contrapuntísticas, válida también para el culto vaticano; del alsaciano Muffat, la «sexta en Fa», grande, con introducción y 5 secciones, destacando la fuga de largo y atractivo sujeto; y Froberger, de Stuttgart, con su «II en Re m.», FbWV102, Libro II, más breve y suave pero más centrada en la tonalidad. El «Tiento» del XVI fue para los españoles, «V de medio registro de tiple de 7º Tono» de Correa (XXIX en su Facultad Orgánica), jugando el solista con habilidad, y el imponente «III Primer tono» de Cabezón, hecho con firme pulso. Del Renacimiento tardío inglés sonaron «Las campanas de Osney», FW157, MB 38, recogida en el Libro de virginal Fitzwilliam, donde Byrd refleja la llamada eclesial de cualquier domingo londinense, con un ostinato en mano izquierda y alegre juego de sonidos en la derecha, que Miriam tocó con gracia y ritmo. Cabanilles obligado en el III Centenario de su muerte, con «Pasacalles II», buen aire, y «Corrente italiana», comenzada con marcada y lenta danza, 2º y 3er. temas vivos y final quizá un punto precipitado. Y despedida con la «Sonata de clarines», allegro en La m., R53 del jerónimo Soler, mostrando gran independencia de manos y luciendo los registros de fachada del Esteban de San Juan, 1784. Correspondiendo a las ovaciones, regaló la notable «Chacona» de Fischer.»

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